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Hoy con Grupo Lomar vamos a contaros sobre los tratamientos para un regadío ecológico.

Como ya sabréis nos preocupamos por la sostenibilidad y medio ambiente de nuestro planeta. Y por una de las piedras angulares que es uno de los bienes más importantes: el agua. Debido al cambio climático, las sequías y los temporales, el agua se ha vuelto un bien de suma importancia, y por eso debemos cuidarla, ya que con el tiempo, la que se utiliza en los cultivos se ha vuelto de peor calidad.

Existen diversas maneras de conseguir el agua para la utilización en áreas agrarias, entre ellas, mediante la obtención de pozos, de la pluviometría o de la recuperación de agua de mar, que posteriormente es desalinizada.

En el caso de los pozos, en algunas ocasiones las aguas están más salinizadas, sin embargo, suelen tener una tasa de recuperación muy baja en cuanto a la explotación. Esto sucede debido a que la agricultura española abunda en las zonas más áridas del país, por lo tanto poseen una calidad más baja en sus aguas.

Por otro lado, existe la obtención mediante aguas residuales, vía muy utilizadas en el área de la agricultura, en la que se deben ajustar una serie de indicadores como la microbiología, DQO y DBO. De no hacerlo, no podría se podría regar con ella, y mucho menos su utilización para el consumo humano.

Se recomienda que se realice un análisis anual del agua del riego para saber los datos nutricionales de los minerales y de los químicos presentes. De esta manera se puede trazar un plan en el que conociendo previamente los datos del agua se puedan ahorrar nutrientes extras del cultivo, es una manera rápida de amortizar el esfuerzo desde el principio.

Después de la obtención del recurso se deben llevar a cabo filtraciones y limpiezas para su buen uso; para ello se debe determinar su calidad mediante los siguientes parámetros.

  • Alcalinidad (contenido en carbonatos y bicarbonato)
  • Cloruros
  • Conductividad eléctrica (mS/cm)
  • Contenido nutricional (en su mayoría nitratos y fósforo)
  • DQO y DBO
  • Dureza (contenido en calcio y magnesio)
  • Elementos tóxicos (metales pesados)
  • Microbiología presente
  • pH
  • Salinidad
  • Sodio (SAR o relación de absorción de sodio)

Hemos hablado de los indicadores que se necesitan para conseguir un agua de buena calidad para el riego del cultivo, y ahora os contaremos sobre dos de los procesos más populares para el tratamiento del agua en la agricultura: mediante ósmosis inversa.  mediante cobre y con ozono.

Tratamiento mediante ósmosis inversa

Uno de los mayores problemas de tratar en el agua es su salinidad, muy abundante en la gran mayoría de zonas donde se da la agricultura y esta, en grandes cantidades, puede causar filotoxicidad en las plantas. Por esa razón, el tratamiento por ósmosis inversa lo hace perfecto para este tipo de aguas, ya que reduce la sal de manera drástica.

El funcionamiento de este tratamiento es sencillo: el agua de mala calidad se hace pasar por una membrana semimpermeable. Se trata un proceso ideal que encaja muy bien en las grandes industrias gracias a su gran escalabilidad, de esta manera, pueden transportar ingentes cantidades de agua a zonas desérticas como Egipto o Arabia Saudí con un coste muy bajo.

Lo ideal es mezclar esta agua osmotizada con agua de pozo de alta calidad, no solo se reducen los costes, sino que se obtiene un producto de mayor calidad: equilibrada en minerales, en específico el calcio y el magnesio.

Tratamiento mediante cobre

La manera más sencilla y habitual de conservar el agua que se extrae es mediante embalses, ya que tiene bajo coste. Sin embargo, posee diversos contratiempos, y es que al estar expuesta al oxígeno y a la luz, la actividad microbiológica se dispara. Actualmente, estamos más familiarizados con estos términos, pero para concretar, el mayor enemigo de los embalses son las algas y las microalgas. También pueden tener hongos y bacterias, pero estas primeras abundan en primavera y verano. Si has tenido una piscina tal vez te resulte familiar este problema. Y tal vez conozcas la solución más utilizada: el cloro.

No obstante, este elemento es perjudicial para las plantas, además de muy volátil, por lo que no se puede utilizar. Si el problema de las algas continúa existiendo puede derivar en la obstrucción en filtros y difusores, en lo que desembocaría en averías. Por esa razón, el cobre se trata del aliado perfecto, es de bajo coste y efectivo, además solo se tiene utilizar una proporción muy pequeña (aunque varía según el tipo de algas de las que queremos deshacernos).

Como en todo, la prevención es la mejor herramienta para luego evitar desastres, por lo que se puede verter en el agua para evitar su proliferación.

Tratamiento con ozono

Gracias a la pandemia, este elemento no suena más de lo que nos gustaría, se trata de un desinfectante eficaz no solo patógenos, sino también para las famosas algas y microalgas. No solo es beneficioso para evitar problemas, sino que también mejora la oxigenación de la raíz de las plantas, aumenta la obtención de nutrientes y de agua. Además, no deja ningún residuo en la planta.

Sin embargo, el ozono es oxidante, por lo que gasta los componentes de los equipos. Antes de utilizarlo se debería hacer un balance del costo-beneficio en cuanto a su uso.

Esperamos que os haya resultado útil y sido de interés esta información.

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